martes, 7 de mayo de 2013

Los pilares del bienestar psicológico


Los pilares del bienestar psicológico


La forma en que afrontamos el estres en nuestra vida, determina en buenas forma la calidad de nuestra salud mental. El autoconcepto o autoimagen regual estas estrategias que usamos. Este articulo subraya la importancia del autoconcepto como base para el bienestar psicológico.




La diferencia entre una buena salud mental (que nos permite llevar una vida estimulante y gratificante) y una mala salud mental (que nos estanca en el sufrimiento propio y en el de las personas que nos rodean) tiene su raíz en la imagen que tenemos de nosotros mismos.

Muchos profesionales de la salud mental con experiencia en tratamiento de problemas psicológicos, coincidimos en que nuestra salud mental depende de cómo afrontamos el estrés o situaciones conflictivas. Una gestión positiva del estrés nos lleva aumentar nuestra confianza y convertirnos en personas más capaces, maduras y resolutivas; una mala gestión del estrés nos puede llevar al desarrollo de un trastorno mental.

Para gestionar positivamente el estrés o problemas de la vida, no basta solo con cambiar nuestra conducta o saber ver el lado positivo de los eventos (aunque estas son sin duda herramientas muy útiles), sino que es esencial que nos sepamos ver a nosotros mismos como personas válidas, capaces y merecedoras de tener la mejor experiencia vital posible.

La gestión del estrés es una habilidad. Toda habilidad depende de un aprendizaje previo y de saber interiorizar este aprendizaje (hacerlo parte de nosotros mismos).Aquello que aprendemos y no hacemos propio lo olvidamos. Es por ello por lo que, por ejemplo: una persona con depresión puede aprender técnicas de pensamiento positivo, pero si estas técnicas no cambian la percepción que la persona tenga de sí misma es probable que, a la larga, la persona recupere los síntomas negativos. O una persona con anorexia puede seguir cierta dieta nutritiva, pero hasta que no cambie su autoimagen el problema seguirá persistiendo. Dicho de otra forma, las técnicas de gestión del estrés no son del todo efectivas si no producen un cambio positivo en nuestro auto concepto, en la manera en cómo nos vemos y definimos quienes somos.

El auto concepto es la imagen, idea o percepción que tenemos de nosotros mismos. Dependiendo de si nuestro auto concepto es mayormente positivo o negativo así será nuestra autoestima. La autoestima es el aprecio que sentimos por nosotros mismos y de ahí depende nuestra confianza en nosotros mismos. Una buena autoestima nos llevara a confiar en nosotros mismos y a buscar retos para mejorar nuestra vida, una baja autoestima nos llevara a dudar de nosotros mismos y a eludir retos buscando mantenernos a salvo evitando así la posibilidad de mejorar nuestras circunstancias.

Detrás de muchos problemas de ánimo depresivo, cuadros de ansiedad, conductas agresivas-impulsivas, hábitos compulsivos y trastornos que implican desconexión con la realidad; nos encontramos con una gestión desadaptativa del estrés por parte del individuo. Es decir, ante una situación que nos desborda, actuamos de forma que no solo no nos ayuda si no que nos crea unos síntomas clínicos que en su vertiente extrema nos impiden llevar una vida normal y en su vertiente moderada nos impiden disfrutar de nuestra vida.

La realidad es que gestionamos es el estrés lo mejor que sabemos, o mejor dicho gestionamos el estrés según la percepción que hacemos de nosotros mismos y de nuestros capacidades. ES decir nuestra forma de afrontar los retos y dificultades va ligada a nuestro auto concepto. Esta percepción de lo que somos capaces de hacer y de lo que nos merecemos la formamos desde la infancia y a través de las experiencias que vamos teniendo en nuestra vida. Al mismo tiempo, esta autoimagen es buena parte causa futura de las experiencias que vamos a tener. Por ello es importante ser conscientes de cómo podemos mejorar nuestro auto concepto y aprender a definirnos de forma positiva, realista y justa.

El trabajo que ese realiza en psicoterapia es en buena parte el de reparar y mejorar el auto concepto del cliente, o de hacerlo más adaptativo a las circunstancias que este viviendo. Por ello la psicoterapia es una las mejores herramientas que existen para  mejorar nuestro autoimagen. En la segunda parte de este video explicare cuales son otras formas por las que podemos mejorar la percepción de nosotros mismos. Hasta entonces, un cordial saludo.

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Sobre el autor: Pablo Reina ha trabajdo en diversos ambitos de salud mental en Espana, Reino Unido y EEUU, pais donde obtuvo un MA en Psicologia y ejercio como psicoterapeuta atendiendo a adultos con problemas psicológicos de todo tipo. 

Publicado por THERAPION.COM


viernes, 12 de abril de 2013

¿Es el embarazo sólo una dulce espera?



¿Es el embarazo sólo una dulce espera? 

El embarazo y el nacimiento de un hijo es una de las crisis evolutivas vitales, y como toda crisis, implica conflicto y posibilidad de  cambio.

Cuando pensamos en una pareja embarazada, generalmente imaginamos una situación elegida, deseada y buscada. Imaginamos una mujer con su pancita incipiente, una enorme sonrisa, llena de amor y esperanza. Un marido que la acompaña, la sostiene y la mima. Una pareja sin conflictos que ha realizado el sueño de su vida: la trascendencia, la fundación de una nueva familia y la continuidad de la familia de origen. En general, pensamos en una situación idílica, romántica, ideal y por ende, utópica.

     Es verdad que el embarazo es una dulce espera, pero no es solamente eso. La gestación de un hijo es demasiado importante para generar sólo un tipo de sentimientos. Tener conciencia de la existencia de la ambivalencia es fundamental, porque está siempre presente en todo vínculo afectivo y por lo tanto no faltará en el embarazo ni después del nacimiento del bebé. Tener un hijo es un compromiso irreversible que produce grandes modificaciones en nuestra manera de vivir. Esto provoca sentimientos de alegría, satisfacción, amor pero a veces también aparece depresión post-parto, duelo por la situación perdida, rabia e irritación, sensación de vulnerabilidad y extrema sensibilidad.

Todo cambia. En el primer embarazo, los cambios son más radicales: se pasa de la relación de un hombre y una mujer formando solamente un vínculo de dos personas, a un padre y una madre creando un vínculo con un tercero: el hijo.  El hombre y la mujer dejan de ser solamente hijos para tornarse también en padres. Ambos se enfrentan a lo desconocido, a lo nuevo, a lo inédito y único. Es un momento de transición  muy importante que conlleva expectativas, anhelos, temores y dudas. Aparecen muchas preguntas como: “¿Saldrá todo bien? ¿Seremos buenos padres? ¿Será sanito? ¿Lo querrá más al bebé que a mí? ¿Podré seguir estudiando o trabajando? ¿Podré amamantar? ¿Volveré a mi peso?”

     Además de las modificaciones en la vida emocional tanto de la mujer como del hombre (y del vínculo entre ellos), el embarazo es un período de grandes transformaciones en el cuerpo. En la mujer aparece la preocupación por el mismo (que va cambiando gradualmente) y esto produce sentimientos de alegría, orgullo y plenitud así como también puede aparecer la sensación de sentirse fea, poco atractiva y lejos del ideal estético.  La actividad sexual de la pareja puede mantenerse igual, aumentar (debido a la libertad en relación a no tener que cuidarse para evitar el embarazo) o disminuir. La disminución a veces se debe a la fantasía de poder “lastimar al bebé”, al temor de poder dañarlo de algún modo, aunque ambos tengan la información  que no es necesario restringirse. Otras veces, pueden sentirse inhibidos por la fantasía de estar en presencia de un “tercero participando” (el bebé en la panza). A veces se tiende a separar la idea de maternidad de la de sexo. No se logra integrar la imagen de mujer-madre. La misma división puede surgir en el período de amamantamiento, cuando el hombre y la mujer sienten que si el pecho está siendo utilizado para nutrir al bebé, no puede ser al mismo tiempo, fuente de sensualidad.

     El embarazo y el nacimiento de un hijo es una de las crisis evolutivas vitales, y como toda crisis, implica conflicto y posibilidad de  cambio. Esta crisis llevará al progreso, si es bien elaborada. Es uno de los momentos más importantes de la vida de la mujer, de la pareja y de la familia. Como tal, no puede ser solamente una dulce espera. La complejidad en este momento consiste en conservar el espacio individual de cada integrante, así como también un espacio de pareja, un lugar como hijos de sus padres y a la vez como padres de sus hijos, y especialmente un espacio no sólo en el interior del cuerpo de la madre sino también en la mente de ambos padres para este nuevo ser que se está gestando: el hijo.

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Autor: Lic. Silvia Wajnbuch - Psicóloga. Especialista en niños y adolescentes. Buenos Aires - Argentina

Para saber más puede visitar el sitio de THERAPION.COM


martes, 25 de diciembre de 2012

Psicología de la timidez

La timidez no es un problema que se derive de una causa y efecto. No podemos decir que la timidez es producida por inseguridad, baja autoestima, miedos, falta de confianza; y la respuesta es muy simple, no se puede decir lo anterior ya que a su vez la inseguridad, baja autoestima, miedos y falta de confianza, etc., poseen su etiología, es decir que hay factores que los producen. Así vemos cómo se va trazando una cadena que engloba el problema en cuestión. Por tanto no puede entenderse simplemente como causa y efecto.



¿Qué es la timidez?


Según Wikipedia (2012) la timidez “es un estado anímico que afecta a las relaciones personales. Se le considera una pauta de comportamiento que limita el desarrollo social de quienes lo experimentan dentro de su vida cotidiana. No es una enfermedad”.

En otras palabras cuando hablamos de timidez no estamos halando de un trastorno o algún tipo de psicopatología, así como algún síndrome psicológico-psiquiátrico. Simplemente es una pauta de conducta que afecta limitando el desarrollo social (convivencia, sociabilidad) de quien lo presenta.

¿Qué la produce?

“Para Renny Yagosesky, escritor y orientador conductual, la timidez puede entenderse como una condición innata predisponente a la introversión social, o como una respuesta psicofísica aprendida, de intensidades variables, asociada con la expectativa de evaluación social negativa. Se manifiesta con cambios cognitivos, afectivos y conductuales, y que tiene como características asociadas, ansiedad, incomodidad vincular, estrés, inhibición expresiva, y tendencia a contactos interpersonales erráticos. Cuando es intensa o muy frecuente, suele estar acompañada de alteraciones psicosomáticas" (Idem 2012).

Según Yagosesky hay casos en los cuales la persona ya trae esa predisposición, y en otros casos se trata de una conducta aprendida a nivel psicológico y fisiológico.

Por otra parte Goleman en su libro titulado inteligencia emocional, argumenta que lo que causa la timidez, es por una parte, producto de “una disposición neuronal innata muy particular en los lóbulos prefrontales, que generarían una especie de sensibilidad alterada en un porcentaje de 15% de los sujetos con esta configuración. Afirma, sin embargo, que la mayoría de los aspectos asociados con la timidez son adquiridos socialmente (Idem 2012)”.

En esta otra explicación de Goleman, concuerda con la anterior de Yagosesky cuando se refieren por una parte que la causa es a nivel orgánico, y por otra cuando comentan que es una conducta aprendida socialmente.

Resultaría interesante investigar en otro momento, que tanto influyen los aprendizajes de las personas, producto de sus experiencias de vida a los órganos corporales, o viceversa.

Hay muchas formas para vencer la timidez, por ejemplo, consultar con un psicólogo en línea.



Autor: Oscar Miguel Figueroa Romero. Licenciado en psicología, Maestro en educacion, Certificado en Intervención individual para víctimas de la violencia familiar.

Publicado por THERAPION.COM